¿Porqué hablamos de diversidad sexual?

¿Porqué hablamos de diversidad sexual?

Cada vez más escuchamos en redes sociales, medios de comunicación, exigencias de la sociedad civil, investigaciones académicas y en alguno que otro discurso político el término de “Diversidad sexual”.

¿Pero qué es o a qué hacen referencia estas dos palabras?

La diversidad sexual es una expresión de la época moderna, que surgió a partir de las luchas por el reconocimiento socio-político de las orientaciones sexuales o identidades de género, tomando como referencia principalmente a los estudios feministas y la teoría queer.

Además, surgió como forma de reivindicar el lenguaje peyorativo construido alrededor del campo de la sexualidad, caso de palabras como “sodomita, anormal, puto, maricón, marimacha”, entre muchas otras.

 

La diversidad sexual nos da múltiples maneras de concebir y de construir la sexualidad en espacios sociales, culturales y políticos, lo que también se traduce en normalizar las relaciones que no son heterosexuales y en quitar los estigmas a los cuerpos y las personas que “no cumplen con las reglas de cómo deben comportarse” hombres o mujeres.

Guillermo Núñez Noriega

Investigador de estudios de género y activista, nos comenta en su libro “¿Qué es la diversidad sexual?” (2016) la existencia de tres usos más comunes de este término:

1.- Como eufemismo:

Parece complicado de entender, pero no lo es. Se refiere a la manera “suave, menos ruda o políticamente correcta” de nombrar aquello que consideramos “raro”; es el caso de la población LGBTTTI. Por ejemplo, en vez de decirle jota o vestida a una persona, decimos que es alguien de la diversidad sexual, aunque eso no disminuye los prejuicios que tenemos hacia ella.

2.- Como término sombrilla:

Tal como lo menciona esta metáfora, engloba a todas las personas gays, lesbianas, bisexuales, intersexuales o trans en uno solo. Ésta es la más común, pero tiene un riesgo. Al usarlo desdibujamos las necesidades que tiene cada uno de estos grupos en particular, es decir, aludimos que toda la población LGBTTTI es igual o está en las mismas condiciones, y no es así.

No es lo mismo ser Ricky Martín, que una mujer transexual de los suburbios de Puebla, quien es propensa a mayor discriminación y violencia en su vida diaria, como tampoco son iguales las necesidades de las mujeres lesbianas que de los hombres trans.

3.- Para referirnos a la otredad:

Ésta es, quizá, la más excluyente de las tres, porque la empleamos para nombrar a todas las personas que no son heterosexuales, como si ellas fueran el enemigo a vencer y quienes tenemos otra orientación o identidad de género no fuéramos de este planeta.

La diversidad sexual es un todo, es rica y por supuesto no se limita a lo que hacemos bajo las sabanas, literalmente. Tiene que ver con lo que somos, con lo que amamos, con la forma en cómo nos comportamos. Es importante seguir abriendo la discusión para construir opiniones más sólidas, que generen sociedades más incluyentes y propensas al cambio positivo para nuestra población que ayuden a evitar discriminación y rechazo.

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